viernes, 3 de febrero de 2012

Catupecu en Groove: bailamos cuando aparecen

La noche del jueves 2 de febrero Buenos Aires fue una ciudad de la furia, parafraseando al maestro Gustavo Cerati: las inclemencias del clima –una lluvia exageradamente intensa- provocaron el colapso de líneas de subte y calles. Sin embargo, esto no impidió que 1600 personas se acercaran a Groove –reducto de Palermo visitado por muchos artistas nacionales en el último tiempo- para ver a un renovado Catupecu Machu.

La salida de su séptimo trabajo de estudio (“El mezcal y la cobra”) y el cambio de baterista (Agustín Rocino por Javier Herrlein) representan una escenografía distinta a la que podíamos encontrar en los shows de la época de su anterior placa, “Simetría de Moebius”. En contraste con lo mencionado, durante las dos horas de show Catupecu demostró que la esencia sigue siendo la misma.

Minutos pasadas las 22 horas, los acordes del tema que da nombre a la última placa darían inicio a lo que sería una noche intensa. Acto seguido, Confusión, Gritarle al viento, Eso espero y Plan B: anhelo de satisfacción se encargarían de alterar el ritmo cardíaco de todos los presentes por el resto de la noche. Tras semejante muestra de potencia, En los sueños y la nueva Cristalizado servirían para calmar las aguas brevemente. El pogo regresaría progresivamente con el teclado caótico de Klint…pintemos para convertirse en explosión de la mano del clásico Grandes Esperanzas.

El último respiro de la noche vendría de la mano del tándem conformado por Musas (en palabras de Ruiz Díaz, el tema más lindo del último disco) y Nuevo libro (con algunos problemas provocados por desperfectos técnicos en la guitarra de Fernando). Los tres bajos de Baile guerrero - golpe certero serían la antesala de una secuencia de esas a las que Catupecu ya acostumbró a su público. El riff inconfundible de Magia veneno precedería a las dos declaraciones de principios en plan sonido futurista que funcionan como cortes de difusión del último disco. Aparecen cuando bailamos y Metrópolis nueva comienzan a presentarse como canciones que les resultará complicado al cuarteto de Villa Luro borrar del repertorio. Después, los clásicos marca registrada de Catupecu vendrían uno atrás de otro: Origen extremo, A veces vuelvo, Dale (con versos de Cuántos son en el final) y Y lo que quiero es que pises sin el suelo anunciarían el final haciendo retumbar las paredes de la disco, antes de que suceda algo que muchos fanáticos pedían hace años. Con la “complicidad” de un muñeco de juguete al cuál Ruiz Díaz denominó Bruce Lee, el anunció del tema del primer disco Elevador provocó la algarabía de los presentes; algarabía transformada en descontrol en cuanto inició el tema.

La espontaneidad es algo característico en los shows de Catupecu de los últimos años. Resultó que en la lista de temas antes de Elevador estaba el clásico de los Ramones Blitzkrieg Bop. Por eso, el esperado tema del disco Dale fue tocado en su primera mitad, luego Macabre se apropió del micrófono para interpretar uno de los clásicos más relevantes de la historia del punk, para acabar el show con la parte final del Elevador y el clásico grito “la puerta, la puerta ché, o el ascensor”.

25 minutos pasada la medianoche ya nos encontrábamos fuera del local, la lluvia había pasado, así como otra noche intensa en la que Catupecu demostró que cuando ellos aparecen, nosotros bailamos.

Lista de temas

El mezcal y la cobra

Confusión

Gritarle al viento

Eso espero

Plan B: anhelo de satisfacción

En los sueños

Cristalizado

Klimt…pintemos

Grandes Esperanzas

Musas

Nuevo libro

Baile guerrero - golpe certero

Magia veneno

Aparecen cuando bailamos

Metrópolis nueva

Origen extremo

A veces vuelvo

Dale / Cuántos son

Y lo que quiero es que pises sin el suelo

Blitzkrieg Bop

Elevador

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